Escuchar la melodía de una flauta al despertar en la UCI de un hospital. O el arrullo de una nana flamenca que acuna a los bebés en la unidad de Neonatología.
Las sonrisas sorprendidas de las niñas y niños ingresados ante las historias de un cuentacuentos.
Pasear por esos pasillos y descubrir unos paneles que explican las emociones en la obra de Goya, que te hacen más llevadera la estancia hospitalaria.
Esa misma exposición de “arte ambulatorio” en un pequeño pueblo en riesgo de despoblación.
Terminar el paseo al atardecer con un concierto de piano.
Hay lugares donde las artes y la cultura no suelen llegar. Ahí es donde Cultura en Vena pasa de la imaginación a la acción para acercar los beneficios de las actividades culturales a las personas y, al mismo tiempo, crear empleo de calidad en el sector cultural.