Por Antonio Malagón, presidente de la Asociación deCentros Educativos Waldorf.
Aunque la educación medioambiental está presente desde la Escuela Infantil Waldorf, paseos diarios por la naturaleza, elaboración del compost, preparación del huerto, fiesta de plantación, cuidado de las flores, recolección de frutos con la fiesta de cosecha, etc., no es hasta los primeros años de Educación Primaria cuando, además de todo lo anterior, hay verdaderos hitos que acercan al alumnado al mundo de la agricultura.
En el tercer curso de primaria, comienza el “Periodo Lectivo de Agricultura” con la preparación y abonado del terreno, la siembra a voleo de cereales, cuidado y cosecha y finaliza con la cocción de pan.
En el quinto curso de Primaria, los alumnos tienen el “Periodo Lectivo de Botánica”, que consiste en aportar una mirada secuencial-evolutiva desde los musgos y líquenes hasta las rosáceas…desarrollando especialmente la capacidad de observación y descripción de las plantas con sus metamorfosis.
A partir de entonces, desde el sexto curso de Educación Primaria y hasta el tercer curso de Educación Secundaria, es una asignatura del Currículum Waldorf.
Las clases de horticultura ofrecen a los jóvenes una experiencia práctica y regular de observación y cultivo de la naturaleza -con el ciclo de sus estaciones y sus necesidades concretas -, vivencia fundamental para la comprensión de sí mismo y para generar respeto a sus ritmos y responsabilidad por toda la Tierra.
Es decir, que estas clases de horticultura, en el comienzo de la pubertad del alumnado constituyen una verdadera ayuda educativa. Los alumnos comienzan a sentir fuertemente sus procesos psicológicos de adolescencia y, una manera saludable de equilibrar esa situación tan propia es conocer de forma directa, aportando su esfuerzo personal, los procesos de la naturaleza en relación con su madurez y con el despertar de sus propias habilidades, lo que les darán confianza en sí mismos.
Y a la vez, se generan otras cualidades psicológicas y morales tales como la del asombro y la de la gratitud.
En suma, trabajando la tierra se adquiere armonía y se fortalece el sentido práctico de la responsabilidad hacia el medio natural y social.
Así, cada escuela, según sus posibilidades, organiza este espacio para el estudio teórico y el trabajo práctico con la naturaleza donde sea posible guardar las herramientas y aperos de labranza, tener un semillero-invernadero, un huerto y bancales, un área de compost, etc., etc.
Este programa de horticultura en el propio colegio culmina en el curso tercero de Secundaria con un “Periodo de Trabajo Práctico de Agricultura” en una granja biodinámica donde pueden participar en todos los trabajos: plantar, podar, preparar el compost, dinamizar los preparados, cuidar a los animales en el establo o en los prados, ordeñar, hacer queso y yogur, hacer cochuras de pan y repostería.
Ahora estamos de celebración porque el movimiento de pedagogía Waldorf cumple cien años. Por este motivo queremos crear un documental completo, resumiendo la vida, evolución y futuro de las escuelas Waldorf en España.
Si te interesa puedes conocer y apoyar nuestra campaña aquí: https://crowdfunding.agriculturasocial.org/documental-waldorf-educacion-para-la-vida/1293