¿Puedes decirnos cómo y por qué surge la organización en la que trabajas?
Vicente Ferrer llegó a la India en los años cincuenta. Fue el resultado directo de su inquietud humanista. La Guerra Civil determinó su preocupación por el sufrimiento de los demás. Por consiguiente, podríamos decir que la Fundación nació de la necesidad de solidaridad que germinó en Vicente Ferrer desde muy joven. Fue un hombre de acción que entendió la solidaridad como una forma de interpretar la realidad, capaz de escuchar, entender y agitar a las comunidades más empobrecidas y desatendidas de la India.
¿Desde cuándo formas parte de la organización y por qué en esta y no en otra?
Soy sobrino de Vicente Ferrer. Cuando Vicente venía a España escuchaba su relato sobre las condiciones en las que vivían los dalits, sin derechos ni futuro. Los niños no iban a la escuela, no tenían acceso a la sanidad, la mayoría con grandes problemas de desnutrición, especialmente las mujeres. En 1996 Vicente decidió abrir una oficina en España para garantizar unos ingresos estables y dar continuidad a los proyectos en la India.
Mi tío siempre me decía que todos los seres humanos tenemos la necesidad innata de ayudar a los demás. Su filosofía de la acción, comprobar los resultados con ejemplos tangibles, y la necesidad de acabar con la pobreza extrema determinó que yo me involucrase de lleno en el proyecto. Después de 20 años, el trabajo que realizamos en la India no ha dejado de sorprenderme y de ilusionarme. Hoy apoyamos a más de 3 millones de personas.
¿Cuáles son los grandes retos a los que se enfrenta tu organización?
La India es el país con mayor número de pobres en términos absolutos: 330 millones según la ONU. Nuestro reto es movilizar nuestros recursos hacia zonas que nos reclaman asistencia y apoyarnos en las estructuras comunitarias para ser más eficientes. Tenemos que seguir trabajando para alcanzar la igualdad de las mujeres y la protección de sus derechos. También en la inclusión de las personas con discapacidad. Tenemos un compromiso con los chenchus, tribus aborígenes que viven en el bosque, para apoyarles en la defensa de sus derechos y para que su medio de vida siga siendo sostenible. Estamos trabajando para mejorar el saneamiento del país en la construcción de letrinas en las viviendas en el marco de la campaña “Limpia India”, junto al Gobierno del país. Nos queda mucho trabajo por hacer en nuestra lucha por la erradicación de la pobreza extrema en la India.
¿Cómo ves el futuro del sector en el que trabajas?
Creo que la cooperación internacional es imprescindible y cada vez tendrá más relevancia en el objetivo de alcanzar la justicia social y erradicar la pobreza. España es líder en los recortes en la ayuda al desarrollo, estamos a la cola de los países donantes de la OCDE. Las ONG somos entidades que hemos profesionalizado la solidaridad. Conocemos bien el entorno y por eso somos capaces de canalizar los recursos de la manera más eficiente. Implicamos a todos los sectores sociales: administraciones públicas, empresas y personas que, desde su propia conciencia, asumen que son protagonistas directos de los cambios que necesita el mundo.
¿Por qué tu organización ha decidido promover el ahorro responsable con Triodos?
Tanto en Triodos como en la Fundación Vicente Ferrer compartimos valores como el compromiso y la transparencia. Desde ambas entidades trabajamos diariamente para contribuir a construir una sociedad más justa que fomente la dignidad humana y el desarrollo sostenible como medio de transformación social.